lunes, 20 de octubre de 2008


La Importancia de SABER CALLAR


¿Has concebido planes que, después de ir muy bien encaminados, de un momento a otro parecen desmoronarse? ¿Te ha sucedido que un proyecto se viene abajo sin razón aparente?

Cuando iniciamos un proyecto, un plan, basados en una idea, nuestra energía vital se concentra en conseguir el éxito de ese proyecto hasta su implementación y éxito total. De igual manera el Universo todo conspira para que nuestro plan se desarrolle y finalice de manera exitosa, canalizando a través nuestro energía muy positiva.Pero los seres humanos NO somos seres aislados. Aprendimos a vivir en "masas" para protegernos e, "irónicamente", conseguir fines comunes como la caza y alimentación, la vivienda e incluso la reproducción todos parte de la supervivencia. Sin embargo la evolución humana nos ha llevado a convertirnos en "humanos civilizados" que, aunque aún necesitamos unos de otros, hemos variado los objetivos de esa masificación, convirtiéndola en una verdadera vorágine llamada "civilización culta", donde "el mal de uno YA NO ES EL MAL DE TODOS", sino simplemente un "ejemplo de mala suerte", como si la suerte realmente existiera.Y justamente a raíz de las nuevas necesidades humanas, hemos ido aprendiendo a rodearnos de personas que nos sean necesarias de alguna forma o manera: para alimentarnos, para crecer, para disfrutar, para aprender, para vivir. A esas asociaciones humanas les hemos dado nombres: familia, familiares, amigos, vecinos, comunidad, hermandad, etc.Y es aquí donde me aproximo realmente a la raíz de esta meditación, al encontrarme con que a veces las asociaciones que realizamos no son las mejores, las más productivas o las más satisfactorias. Tratándose de nuestra familia, y como bien sabemos, no podemos hacer mayores elecciones que determinar nuestro tío o tía favoritos, o la abuela que más nos consienta. Pero tratándose de amigos o hermandad, podemos elegir con quien asociarnos libremente.Llamamos amigos o hermanos a aquellos a los que entregamos nuestra confianza, nuestro cariño y amor y tratamos de conservar algunos límites con otros conocidos a los que, aunque respetamos, no les entregamos enteramente nuestra confianza. Esos "contactos estratégicos" pueden acompañarnos un trecho, o bien toda la vida siendo siempre esos "conocidos" o contactos solamente.Por otro lado, no desconfiamos de aquellos a quienes entregamos nuestra amistad y confianza, pues entendemos que cuando llegamos a confiar en alguien, es porque esa persona nos ha demostrado que su valor supera límites: esos vecinos que son como hermanos, esos amigos que se tornan parte nuestra vida al punto de confiarles nuestra vida, o esos familiares que forman parte de nuestras fibras más íntimas. Todas personas, seres humanos dignos de respeto, de admiración y ejemplo a seguir.Básicamente hasta aquí todo marcharía perfectamente bien, sino fuera porque existe lo que llamo el "flujo energético". Esa energía que fluye en todo y en todos y que, bien canalizada, nos ayuda a vivir, a concretar metas, a seguir avante. El problema (si es que se puede llamar así) es que NO todos canalizamos de manera igual, ni siquiera semejante, ese flujo energético. Algunas personas lo hacen muy bien, en tanto a otros les cuesta más, cosa que no les resta valía, sea quien sea. Es así como estamos rodeados de personas de todo tipo y que canalizan de manera diferente cada uno tanto su propio flujo de energía, como la energía que procede del Todo, la fuente primaria de energía y de donde precisamente todo procede.¿Eso es un problema?. Considero que sí. Porque tanto afecta nuestra energía a los demás, como las energías de los otros nos afectan a nosotros en todo sentido y eso incluye la consecución de nuestras metas. Desequilibrarnos es mucho más fácil que lograr un equilibrio constante y necesario para llevar a feliz término los proyectos y metas que nos planteamos a lo largo de nuestras vidas.Eso NO quiere decir que las personas a quienes consideramos amigos deseen desequilibrar energéticamente nuestro entorno, sino que quiere decir que a veces realmente es mejor SABER CALLAR. Guardar para nosotros esos planes que tenemos e irlos encaminado, despacio o a prisa, pero sin que se conviertan en un tema de manejo popular, porque el cruce de energías puede tirar abajo esos planes.Saber Callar incluye poner nuestro empeño en lo que hagamos por más pequeño que sea, sin que aquellos que amamos y respetamos tengan necesariamente que enterarse de lo que hacemos, o de lo que pensamos incluso; pues su energía ya sea directa o indirectamente, consciente o inconscientemente puede afectar de manera positiva o negativa ese flujo de energía necesariamente positivo que requerimos para tener éxito.Otro factor que se ve alterado cuando no sabemos callar (además de la envidia de aquellos que nos rodean y que no necesariamente son nuestros amigos) es el típico "consejo" que nos brindan. Un buen consejo es siempre bien recibido pero puede alterar considerablemente nuestros planes presentes y futuros, alterando así mismo ese influjo de energía de manera positiva. De igual manera sucede con un mal consejo generado a raíz de la envidia causada por un flujo de energía negativo, el cual altera nuestra percepción de lo que hacemos de manera igualmente negativa.Así que, vamos aprendiendo a fuerza de prueba y error a aplicar el sabio arte de "saber callar", uno de los principios básicos de un proyecto exitoso al que le imprimimos un influjo de energías positivas evitando que cualquier energía poco productiva o negativa interfiera con el mismo de manera alguna. Porque el simple hecho de comentar nuestros planes a alguien, por más amigo que ese alguien sea, implica que hacemos a esa persona cómplice energético de nuestro plan, y esa complicidad imprimirá consciente o inconscientemente, directa o indirectamente, la energía de esa persona a nuestro proyecto o plan, lo cual puede generar dos tipos de situaciones al final: la positiva (que esa energía sea beneficiosa para la meta) o la negativa que al fin y al cabo es lo último que deseamos obtener.SABER Y CALLAR, ¡qué hermoso arte!

Bendiciones.

Astarté
Abril 2008.

1 comentario:

Anthara dijo...

Totalmente de acuerdo contigo, por ahí escuché una vez decir "la dicha de unos es la desdicha de otros..." lo cual es cierto. He probado con mucho éxito que en silencio se trabaja mejor.