lunes, 20 de octubre de 2008

CRECIENDO ESPIRITUALMENTE


Como practicante de la Antigua Religión, se aprende a ver la vida desde diferentes puntos de vista.

La Antigua Religión no solo es una senda, sino que también es vida. Comprendemos que cada día se nos presenta una oportunidad para vivir, para crecer, para aprender, para alcanzar la sabiduría.

No obstante, la vida no está exenta de peligros, riesgos, dificultades, penas, dolores y pesares. La diferencia entre un día lleno de dolor y pena un día lleno de dicha, alegría y buena energía, para cualquier persona, es la forma en que encara ese día a día.

Recordemos que para los paganos, la suerte no existe: “la enfermedad, los problemas, la desesperación, los accidentes, son el fruto de una mala planeación o el resultado de la Ley Karmica, pero no son el fruto de la fortuna, suerte, o el castigo de errores cometidos en vidas pasadas”. Por lo tanto, lo que vivamos hoy, es resultado de nuestros propios actos, y no de actos de otros sobre nosotros, por mucho que lo intenten.

Parte de la sabiduría del brujo radica en conocer el Arte, por lo que, entendemos que la magia es un regalo del Espíritu, y como tal, se respeta, pero no se teme. Una persona que trate de hacer daño a un brujo, por medio de la magia, se estará inevitablemente haciendo daño a sí misma, ya que los brujos no debemos tener temor a nada ni a nadie, pues el miedo y el temor nos pueden costar muy caro en la vida física y espiritual. Ninguna persona debe dominar a otra por temor. La mayor parte de la sabiduría del brujo, radica en conocerse a sí mismo, sus límites, habilidades y propiedades, para así llevar adelante cualquier tarea espiritual o física.

Así la vida nos otorga una nueva oportunidad cada día: Crecer espiritualmente. Para ello nacemos y renacemos, para crecer mediante el aprendizaje. Se aprende a no temer, se aprende a no dejarse impresionar por las amenazas, se aprende a vivir en paz, aún cuando haya personas a nuestro alrededor que constantemente quieran desequilibrarnos. Cada nuevo reto que encaramos día a día nos enseña que todos somos diferentes, y tenemos, todos y todas, derecho a vivir nuestra existencia de la manera que creamos mejor.

Una persona que se vea envuelta constantemente en problemas, o que constantemente tenga o sienta la necesidad de atacar de cualquier forma a otra persona o criatura, es aquella que no ha podido o no ha querido crecer espiritualmente. Sienten la necesidad de atacar aquello que ven superior, equilibrado, en amor y confianza; para crear caos, pues en medio de ese caos se sienten orgullosos.

Por ello, mucho de nuestro propio crecimiento espiritual consiste es tener la sabiduría de entrar en equilibrio no solo con uno mismo y con La Divinidad, sino también, con esas personas que requieren del desequilibrio para vivir. A veces es mejor ignorarles y pasar de lejos; otras veces, a falta de espacio para ignorarles, es necesario recordar quienes somos, lo que somos y por qué lo somos.

Sí soy Wicca, una de las piedras del Antiguo Orden… no lo olvidaré nunca.

Astarte.
Setiembre 2006

No hay comentarios: